sábado, 31 de marzo de 2012

Ecoliteratura: De la guerra a la sustentabilidad


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* *

Carlos López Dzur
TEXTOS SUELTOS y LIBROS
De Teoría de la sustentabilidad

ECOLITERATURA, GUERRA Y SUSTENTABILIDAD


En una obra titulada El libro de la guerra que su autor, Carlos López Dzur, tiene en la red cibernética, indica que la urgencia mayor del ser humano y, pese a sus rutinas de vida e inacción política ante la guerra, es la lucha por el alimento y ésta comienza con una comprensión: urge la meditación de estas cosas; ésto en particular, mientras se delega «la unicidad de lo múltiple», («el hombre sale a matar a su hermano», «al hambriento no se le entrega alinento, se mata a civiles inocente en el camino, se organiza la violencia por los pretendidos sabios pentagonales y 'las bajas colaterales' se acrecientan como parte del cinismo. «Los grandes símbolos del sentido de libertad y progreso, de paz y futuro, se olvidan, el hambre es dos beces hambre, en la carne y en el alma»). Lad Granadas, el Huevo del origen, es decir, lo que contenga «la vida natural de todo lo que existe» (sic.), es reexaminado por este poeta en servicio de la ecología y sustentabilidad:
Todo lo que contenga la vida de la naturaleza entera,
si no tiene forma de granada, de narciso o de huevo,
no induce a pensar nada, no te integra al misterio.

Pero el integrarse al misterio es un afán por participación e invocación colectiva para romper ciclos de miseria. «Dicen los que meditan en el origen / de las cosas (y de veras, yo lo creo) / que la materia es infinita». Un verano de 2005, al compartir sus poemas de El libro de la guerra, en el campus de Chapman University, precisamente al leer este poema titulado De la lucha por el alimento, nos introdujo a reflexiones sobre cómo la lucha pacifista para acabar con los conflictos armados es un paso indispensable para solucionar los problemas de hambre y miseria en el mundo. Partió de la idea de que no son únicamente los 20 países más ricos del mundo quienes tendrán, o ya ostentan el privilegio a consumir materia prima y recursos energéticos no renovables. De hecho, han consumido más que más de 100 países, o el resto de la humanidad a lo largo de su historia y prehistoria. Sin embargo, éeso cambiará. Seguidor de la ecología profunda, de una de sus vertientes sicoanalíticas, que es la ecología de la mente o sustentabilidad de la psique que propone el Dr. Fernando Césarman, mexicano, él pudiera decir como él:

«La esperanza es un principio fundamental para la sustentabilidad de la psique, ya que la esperanza es sanadora en el dominio de la ecología psíquica. Y la perdida de la esperanza influye sobre ese dominio. Cuando la psique se deteriora por la no reflexión y por la enajenación, muere una parte de su ecosistema, algo de su propia biología. Y cuando no hay reflexión, consciencia; no hay contribución a la sustentabilidad psíquica. Cuando crecemos en un mundo y cultura ecocidas nuestro psiquismo puede desarrollar mutaciones en la consciencia y alterar la percepción y el contacto con la realidad, matar o truncar una parte del aparato psíquico; la ecología de la mente, el sistema autorregulatorio presentará un déficit»: Ecología sustentable
Ver Sin embargo, el poeta cree el futuro será la comprensión de la sustentabilidad, no porque la Tierra no pueda seguir proveyendo recursos y se vea el planeta como un Dioniso desmembrado»; lo que sucederá, afortundamente, es que la humanidad pobre, mayoritaria, aprenderá a reconsiderar su carácter sagrado. Y la Esperanza es lo que inventa el Campo, no el autodesignado, largamente entronizado, poderoso Opresor de la Historia que dice: «yo, ensombrezco el Otero, y te formo el abismo»

El adquirir La relación pura con la realidad, el campo, la Naturaleza, es un regreso a lo sagrado, a la reintegración, al único paraíso posible, el paradigma de la sustentabilidad como modo de vida armónico con planeta al que se ha producido mucho daño.

Unico paraíso: el manantial del movimiento,
la lluvia que desata la adaptación
al canto, al desafío, la esperanza
como mito de sobrevivencia.
La función permanente, la realidad,
el ser, transformar la madriguera.
Los mitos de sobrevivencia son necesarios y a López le gusta despertar esos mitos, reintegrar los huesos y médulas al Dioniso desmembrado y reinsertarlo en la dinámica de vida, pese a los destructores del mundo que deiran:

Ya no existes, hombre sagrado de las quejas
públicamente dichas, impropiamente toleradas.
Te acabo de quitar el sol.
Te dejo la cagada, escarabajo.
Te ubico en un lugar de anonimato.

[Estado de emergencia]«Eso no es cierto. El hombre puede volver a ser el soberano de sí mismo y redefinir su seguridad, incluyendo su armonía con los ecosistemas. El estado de seguridad no se equivale al Estado de Sitio, al estado de riesgo y autoanulación, que describe Giorgio Agamben por causa del hombre vigilado y anulado por el Estado; su propio gobierno, dizque para protegerlo del terrorismo y la violencia de supuestos enemigos en su lucha por la supervivencia; el estado de seguridad verdadero al que se aspira es la sustentabilidad en la vida. No obstante, se vive en momento en que las corporaciones más grandes del mundo han ocasionado $2.2 billones de daños por ecocidio (2008). La gran masa de naciones hambrientas y pobres (poco más de 3,000 millones de personas) emiten el 6% del CO2, que es poco comparado con el daño que generan los grandes envenenadores, que representan a 700 millones, entre el total de 6,900 millones de personas en el mundo y que, sin embargo, son las responsables del 50% de las emisiones globales de CO2 y los daños contamiantes... Estos análisis de los Estados de Emergencia es paso cualitativo hacia la sustentabilidad, hacia una praxis», explica el poeta.

Cuando uno se pregunta a qué clase de preguntas, CLD quiere esponder en El Libro de la guerra con aproximaciones de la ecología de la psiquis. con Arquetipos que recuerdan las Doctrinas órficas, si bien hay menciones que son lo auténticamente miltar utópicos tales como «Objetivo estratégico», «Meditación sobre George S. Patton», «Efficiency evaluation», «La guerra y la paz imperialistas», «Los condecorados», «Richard Pearle, el Titiritero», las «Escatología de la guerra» (1, 2, 3), éste es un extraño libro donde los objetivos de lucha, o estrategias a cumplirse, no estám en el cmpo de batalla tradicional. Son luchas interiores, ecologías de la psiquis. El poemario se construye por la tensión de lo supone una diferencia interpretativa entre lo que es un miltar o soldado de ejércitos tradicionales y lo que es el rebelde y el guerrero, con una misión.

El libro, como lo CLD lo presentara en lectura en Chapman University, es uno la misión de devolver unidad y orden a la humanidad. Un libro para dar respuesta a la Madre Sustancia, a la Madre Naturaleza, con la que hablan los poetas:

Hay poemas de guerra en mi inframundo.
Bajo mis pies circulan. Se derraman gimiendo.
Sustancia, madre mía, hay preguntas
que aún no has respondido.
Y, en ese afán temático, El libro de la guerra se expresa en torno a las semillas del porvenir, que son las misma que si se siembran hoy, también deben repartirse bien. La sustentabilidad es una cuestión de activar un interno organizador, el arquetipo del que, en rigor, se habla en el texto De la necesidad de unidad y de orden y en De la necesidad del alimento. Y ese Organizador de Orden, el arqueripo de Zeus y Atena, es quien desmiente ma los opresores que acaparanb las semillas 9bienes productivos, o riquezas) del mundo.

Tú tienes muchas semillas.
Están en tí, Unidad, fruto sagrado,
huevo del mundo. Acerca de tí se dice
que eres la buena suerte, que tras tu dura cáscara
lo que hay sabroso, nutritivo, afrodisíaco.

* * *

Tú eres la Unidad; pero es en lo interior
que te dispensas, procesándote.
Eres el Organizador por excelencia.

Eres como un ramo de narcisos
que calmas las Furias, introduces lo que amas
al Hades, al viaje ctónico, al tránsito
de vida y muerte, donde están tus secretos.

Eres unicidad de lo múltiple, ciencia o arte
de integraciones. Por algo te llamas Unidad,
y, en tu nombre, de la sangre de Adgistis sale fruto.

Ante lo que te devora, sobrevives, hijo de Cronos;
también te alimentas de creación, destruyes.
Pero, por igual devuelves, instruyes, protejes
cuando y pese a que destruyes y devoras.

Eso es lo maravilloso, tienes etapas
para el reordenamiento. No quieres sólo
prudencia; a la Metis te la tragas.
Tal parece que prefieres guerreros
que te partan el cráneo y surjan.

Defines el conocimiento como lucha.
Por eso amas a Atenea
y castigas a Hera, la reina del Olimpo.

[27-05-2004 / Preguntas sin respuestas]Cuando en su lectura, el poeta ponía cifras a palasbras claves (por ejemplo, semillas) que explicaría: «En el planeta, hay suficiente riqueza para hacer justicia económica y dar buen nivel de alimentación y de oportunidades a millones de seres humanos que viven en abyecta miseria. Hay semillas en abundancia».

Lo que se necesita un organizador. Una conciencia moral y justiciera, que respete a las mayorías.

«Cada año se descubre que hay más recursos disponbies: Anualmente, se extraen 60 mil millones de toneladas de recursos, 50% más que hace 30 años. De 1950 a hoy, la producción de metal aumento 600%, el consumo de petróleo 800%, el consumo de gas 1,400%. El único mal es que la mayor parte de estos recursos han sido apropiados por el 20% de la población mundial que son responsables del 86% del consumo global, mientras el 20% más pobre consume solamente el 1.3%».

Entonces, concluye que hay que volver a la Unidad Sagrada. La irremisble sobrevivencia «ante lo que devoira», tiene que mostrar su ira organizadora, alimentarse de creación, destruir lo viejo, resacir la inmoralidad y organizar al guerrero, que es quien pide cuentas. López Dzur dio el ejemplo: «En los EE.UU., el gasto anual en cosméticos es de 8,000 millones de dólares. Los europeos consumen en helados 11,000 millones de dólares, lo que supera el gasto en agua potable, educación básica y alcantarillado para las 2,000 millones de personas del mundo que carecen de estos servicios. Esto es inmoral... Lo que designaré poemas / flujo de aguas de conciencia / en mi quehacer intelectual es este enojo, verguènza y dolor moral con que se reacciona a hechos como éstos. Uno tiene que vivir 'en la sangre' este modo de pensar y sentir... 'sí, vivo / fluyo en poemas / que están siendo rechazados, / combatidos, lastimados. Y me sangran'...»

Cada poema es un pedazo de pan.
Y lo acepto, lo agradezco, lo humedezco
en la sangre recibida, la que en mí duele y canta,
en la sangre que es lo que ha sido
o me brindas, pero quiere ser más,
respuestas al por qué de su derramamiento,
al por qué de ese dolor que la saca de las venas
y la desvía de rumbo.
En una sociedad en que mucho de los servicios que ofrecem los ecosistemas han sido, irracionalmente devorados y que, más del 60% de los servicios ya se encuentran degradados, la estrategia es la sustentabilidad que equivale, según López Dzur en su poema: a devolver, instruir y proteger;

Pero, por igual devuelves,
instruyes, protejes
cuando y pese a que destruyes
y devoras.
El poeta explica que, desde los mismo tiempos de la Guerra de Vietnam, cobró conciencia del ecocidio cometido en Vietnam. De hecho, esa palabra se acuñó en atención al uso de defoliantes como el agente naranja , producido por la empresa Monsanto. En Vietnam, este agente ocsionó daños irreversibles los bosques tropicales y contaminóe los cuerpos de agua indochinos. La Guerra de Vietnam popularizó el uso de armas químicas como el napalm, contra la población indefensa.

Entre los años 1995 y 2000, López Dzur dijo que se preparaba para simplicar al máximo su pensamiento sobre la poesía y la responsabilidad del ciudadano.

Todas estas palabras, esta red tejida de mis tantras,
son profecía de un amor posible, el fin de la violencia.
Hay que hablar de la guerra, hasta en los versos,
hay que filosofarla, freírla en la condena,
para que la paz sea alimento y se entienda
en su sabor caliente.

La paz que aquí se simplifica viene de un proceso,
no siempre paulatino, de guerrilla.
La violencia ha sido, largamente,
nuestro pan cotidiano.

Pero ya es tiempo. Todo condujo a que esté
clara la idea. No hay regocijo si se está en guerra
por el gusto de obstruir el gozo,
la paz que es el sábado
de gloria y el Shekinah,
lo divino en la tierra.

La guerra larga no purifica nada;
instruye en los extremos,
fortalece el terrorismo,
se ensaña con los débiles.

Simplifiquemos.
Estas guerras perpetúan el atropello.
Desgastan, fortalecen al enemigo hipócrita,
escondido, al provocador, al iniciante voraz
que a todos burla y maneja como Gran Titiritero.

[09-20-2000, El Gran Titiritero ]
El trabajo por la paz, el alivio del hambre, el trabajo por neutralizar a los grandes titiriteros del neoliberalismo y las políticas neocoloniales, es parte de ese necesario plan de sustentabilidad, y CLD dice que debe partir de una ecología profunda o ecología de la psiquis.

Para uno entender la dimensión del ecocidio, que tan de mano va con la agresión militar y el uso de arnas químicas, me bastó leer uno de los poemas de El Libro de la guerra, ell titulado .Memorial Days. Un excelente análisis del mismo se encuentra en Ma href="http://hostosianas.blogspot.com/2012/03/memorial-days-un-analisis-politico-del.html">Hostosianas y se encarga explicar el peso angustioso de la actividad ecocida manifiesto en el veterano que regresó a los EE.UU., después de estar en Vietnam.



«Los científicos vietnamitas calculan, que desde mediados de los años sesenta 500,000 niños nacieron con deformidades y enfermedades congénitas relacionadas con la dioxina y este tipo de malformaciones siguen apareciendo hoy... En Vietnam, se utilizaron en promedio unos quince defoliantes distintos. Estudios sobre la dioxina muestran que sería necesario en promedio 100 g de este producto para contaminar el agua de una ciudad y por lo menos matar entre 8 y 10 millones de personas, en Vietnam se aspersaron 350 kg de este producto lo cual ocasionó no solo daños irreparables a flora y fauna». Ecocidio
Los tribunales internacionales tomaron la experiencia de Vietnam como punto de partida para para condenar y analizar los impactos ambientales de los agentes biológicos y químicos sobre los ecosistemas. Un infome al respecto indica: «Desde 1960 hasta 1971 los aviones C- 123 de la fuerza aérea norteamericana, como parte de la llamada Operación Ranch Hand, lanzaron casi ochenta millones de litros de herbicidas sobre 2,5 millones de ha de bosques y cultivos de Vietnam, con la idea de defoliar los árboles donde pudiese esconder la guerrilla del Vietcong, y para destruir las cosechas con las que pudiese alimentarse».

Un militar, con Las manos sucias, como describe en uno de sus poemas, no está libre de recibir una muestra de su propia medicina. Se calcula que sobre 60.000 soldados estadounidenses resultaron afectados por los agentes químicos y armas que utilizaron, «al igual que sus descendientes, pero mientras, los soldados fueron indemnizados con cerca de 180 millones de dólares, los vietnamitas no recibieron ningún tipo de indemnización».

No quise yo las manos sucias
y el dolor estaba allí, pidiéndolas,
cayéndose de las uñas con su canción amarga
de ríos rojos y un fusil.
Indiscutiblemenet, como parte de la sustentabilidad síquica, hay que lavar esa 'manos sucias' de soldados. CLD cree en tal tarea y, en ese sentido. es que escribe su libro, donde el enfoque de la guerra como fenómeno, moral y políticamente reprobable, es uno compadecido del veterano, aunque no justificadoir. Comprene el siquismo u el trauma. Va a su reconstrucción terapéuticamente, como el Dr. Césarman propone:

¿Cómo surge la reflexión, como reverdece? Pues en el dominio coversacional-relacional con nuestro paisaje interior, ubicandonos en el lenguaje de nuestra naturaleza, trasladandonos a recuerdos gratos que nos generaron bellas emociones. Que nos hacen revivir, resentir y reeditar nuestros significados de como vivimos la realidad de manera acariciable. Aquellos recuerdos que diferenciamos de los traumas, de los disgustos atrayendolos para encontrarnos en un mundo entendible y aceptable para nuestra existencia. Ecología sustentable
]En ocasiones, este lavamiento de las 'manos sucias' se parece a un bautismo en el mar. Un baño ritual y sagrado, como el del texto de CLD que instruye sobre el valor de la identidad y el aprecio al agua, como un capital disponible.

«Ustedes, los hijos del Klipot,
nacen en islas, sobre cáscaras
que parecen abandonadas y secas
en la orilla de la Materia más extensa y valiosa,
las aguas de su Mar...

la versión perfecta de Tu Ser es el Agua,
hijo de la sed, el Agua será tu riqueza,
tu fuerza, tu recurso, el Agua
que no deberás olvidar nunca»
pues es tu Identidad».

Anti-manual para microempresarios / 1-29

La sicología heideggeriana, as1 como la filosofía del Beyt Tikkun, Justicia Social son los instrumentales suyos, como propuso luego en Tzadik o Tikkun. Tzadik es la tendencia a sublimar el alma vital y animal a través de normas de santidad por la reparación y justicia social. Tikkun, en hebreo, significa literalmente arreglo o rectificación. Es una doctrina opuesta al sionismo.

PREVIO

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La Naranja/ Movimiento ecologista / El mundo visto desde el Sur América Latina en Movimiento / Para oir a Alejandro Humboldt / Segunda parte: Nos cayó la macacoa / Estéticas mostrencas y vitales / Alfio / Nemoroso / Tercera parte: Soliloquio de Nemoroso / Soja, basura transgénica y Argentina / Mil millones de personas viven con un dólar al día / 1. Vengo de una isla



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